Jue, 09-Octubre-2025
  • Seguridad

La pareja discutió por temas económicos y eso provocó la ira del verdugo, en el municipio de Punata. 

 

Sonia Rojas Jaldín de aproximadamente 45 años, fue hallada sin vida al interior de su vivienda, todo apunta que fue estrangulada por su marido y el cadáver fue después de que el cuerpo entró en estado de putrefacción.

Guiados por el olor nauseabundo, los vecinos de la comunidad de Yacanahuyu del municipio de Punata de Cochabamba, descubrieron la existencia del cuerpo que ya estaba en descomposición.

Los agentes de la Policía anticrimen arribaron al lugar quienes encontraron un cuadro de horror silencioso. Las moscas zumbaban alrededor del cadáver, que presentaba signos de haber permanecido por lo menos cinco días en aquel lecho mortal.

La víctima estaba en posición fetal, como si en sus últimos momentos hubiera intentado protegerse de la furia incontenible del su verdugo con quien compartía la misma casa y cama.

Los agentes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) no pudieron ocultar su conmoción ante la vulnerabilidad extrema de la víctima: una mujer discapacitada, completamente indefensa y brutalmente asesinada.

El informe forense detalla que la muerte fue por asfixia mecánica por ahorcamiento. Las marcas en su frágil cuello delataban una fuerza despiadada, ya que las uñas quebradas daban cuenta que la luchó por su vida y moretones en sus muñecas evidenciaban que posiblemente fue sometida a golpes extremos.

El principal sospecho emergió con rapidez: Gualberto D.V., pareja de la víctima, fue capturado en un operativo conjunto entre la FELCC de Punata el miércoles en la mañana. 

El hombre, cuya identidad se reserva por disposición legal, fue trasladado a celdas policiales donde deberá prestar su declaración informativa ante el Ministerio Público.

Vecinos de la zona contaron que vieron escenas escalofriantes. “La escuchábamos llorar por las noches, pero nunca imaginamos que le pasaría esto, no era una mala persona, siempre nos saludaba cuando nos escuchaba caminar, porque no podía vernos”, confesó una vecina de la zona.

Otros recordaron haber visto al sospechoso merodeando la vivienda horas antes del crimen, con un rostro contraído por la ira que ahora adquiere un significado siniestro.

El cuerpo de Sonia Rojas permanece en el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), donde los patólogos trabajan para reconstruir cada segundo de su agonía. La autopsia busca determinar no solo la causa exacta de muerte, sino también posibles signos de tortura previa o violencia sexual que podrían agravar los cargos contra el detenido.

Este feminicidio ha sumido en el espanto a la población de Punata, que despierta con la cruda realidad de que la violencia de género no respeta edad, condición ni discapacidad. Organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres han convocado a una vigilia frente a la alcaldía municipal de esa región, exigiendo justicia para Sonia y para todas las víctimas de la brutalidad machista.